Las herramientas fabricadas por nuestros antepasados se agrupa en cuatro modos:
Cantos y rocas talladas sin forma estandarizada. Fabricadas con pocos golpes y para uso inmediato. Se asocia a actividad carroñera. Entre ellas encontramos:
Aparece hace 2,5 m.a. Se asocia a Homo habilis, tal vez a Australopithecus gahri.
Núcleos o grandes lascas con tallas por las dos caras (bifaces): hachas de mano, hendedores y picos. Gran estandarización del trabajo y larga secuencia de golpes y giros.
El bifaz permite afilar lanzas, cortar madera y piel y descarnar despojos. Se asocia a actividad cazadora.
Aparece hace 1,7 m.a. Se asocia a distintas epecies del género Homo, como H. erectus, ergaster y heidelbergensis.
Preparación de núcleos para extraer de ellos las lascas. Después éstas se retocan para el acabado final (Técnica Levallois). Disminuye el tamaño y número de instrumentos bifaces, aumenta el número de puntas, cuchillos y raspadores, y aparecen instrumentos de hueso y asta de ciervo.
Aparece hace 300.000-200.000 años. Se asocia a H. Neanderthalensis.
Básicamente es un Musteriense que incorpora elementos del modo IV. Se asocia a H. Neanderthalensis; probablemente aprendido por imitación de modo IV.
Preparación de núcleos alargados para obtener lascas finas de bordes paralelos. Las lascas se convierten después en útiles como buriles o raspadores distales. También se usa hueso, marfil o asta, y aparece también el arte.
Se asocia a Homo sapiens.
El modo IV se divide, en Europa occidental, en los períodos:
Sustituye al musteriense a partir del 38.000 a.C. Se caracteriza por una industria laminar en dos sentidos: Una industria de grandes láminas, algunas de ellas espesas, y otra de laminillas de menor formato. No es raro que se acompañe de una industria de lascas espesas talladas en materias primas de menor calidad, como utillaje "somero". Tipológicamente se puede destacar la abundancia de láminas, con retoques escamosos amplios y fuertes, raspadores carenados, buriles facetados, laminillas de retoque semiabrupto.
En la industria ósea destaca sobre todo los mangos para herramientas, alisadores, y puntas para caza, también llamadas azagayas. También se han hallado en los yacimientos punzones, cinceles, bastones perforados y varillas biseladas.
Aparecen nuevas técnicas de elaborar los útiles sobre hueso, como el pulido con arenisca y otras formas de abrasión. La industria lítica estaba realizada sobre sílex, si escaseaba, se utilizaba el cuarzo y la cuarcita.
Se caracteriza por la presencia de esculturas femeninas, llamadas venus. Las venus evocan a representaciones femeninas, con tamaño de unos 10 cm de media. Su silueta presenta una exageración de los atributos femeninos.
El utillaje óseo es menos abundante que en el auriñaciense, aunque aparecen los primeros objetos de hueso decorados. También aparece la cocción de arcilla.
Esta fase, desarrollada hacia el 30.000 a.C., se caracteriza por la abundancia de buriles, incluso asociados a raspadores, perforadores, o a hojas truncadas. En cambio hay menos raspadores y en general son planos. Un útil característico es la llamada punta de la Gravette, de dorso rectilíneo. Aparecen también hojas de dorso rebajado y puntas de azagaya óseas.
Aparece hace 19.000 años. Se caracteriza por un calentamiento fuerte y lento de la roca; ésta modifica su estructura y el tallado por presión es más fácil. La perfección en el tallado y retoque de los instrumentos consigue no sólo objetos estéticos a la vez que utilitarios, sino útiles nuevos cuya eficacia contribuye al progreso económico de las gentes que los emplean. La materia prima, básica, es el sílex; se aprovechan también cuarzos e incluso el cristal de roca, sin que la calidad influya en la belleza de las piezas. La mayoría de los instrumentos están tallados por percusión directa e indirecta o por presión.
Entre 15.000 y 8.000 años. Se caracteriza por que la industria lítica tiende a disminuir sus dimensiones hasta convertirse en microlítica, y por la belleza y desarrollo del trabajo en hueso, asta y marfil, tanto para útiles como para armas y adornos. Desaparecen las formas más típicas del solutrense y, en su lugar, surge una industria de láminas bastante grandes, hasta de 30 cm., no retocadas o con retoque laminar que recuerda el auriñaciense, lascas y laminillas retocadas o con dorso rebajado de factura más ligera que en los periodos precedentes, con una miniaturización progresiva que llega hasta 1 ó 2 cm., con finos retoques, denticuladas y verdaderos microlitos de aspecto insignificante, pero que juegan un importante papel en la especialización del utillaje.
Abundan raspadores, buriles, útiles compuestos (raspador-buril), perforadores, etc., igual que puntas con pedúnculo. Se emplean núcleos cortos e incluso globulares, o largos y prismáticos para las grandes piezas.
La industria ósea es la más exuberante y perfecta de todo el Paleolítico. Desarrolla los tipos anteriores e introduce novedades, como el arpón trabajado en asta de reno. Es un instrumento que se podía usar en la caza o en la pesca y en su base se anudaría un hilo confeccionado con tendones. El vástago es de sección circular, y su longitud oscila entre 4 y 18 cm., con una o dos filas de dientes, finos o alargados y alternos.
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